Desde hace varios días, y con varios me refiero a muchos, quiero escribir un post porque al no hacerlo siento que me fallo a mí misma.
Sin embargo, no lo he hecho y hoy vengo a escribir con ningún tema en mente, por mucho que me duela es cierto, esperando que en el camino surja algo. Por momentos siento que escribo esto muy seguido eso, o quizás solamente lo imagine.
Al pasar de los días, noto como el diario hacer me roba espacio, dejando el poco de sobra para dedicarlo a dormir y compartir con mis amigos momentos lejos del ordenador y todo eso que no me permitiría disfrutarles.
Ahora curiosamente leí de alguien a quien respeto mucho sobre que en esta generación de personas que escriben, o bueno, que dicen escribir y que no escriben algo único que los defina como eso, como escritores. Es decir, que todos hablan mucho y demuestran poco.
Claramente, esta persona es un escritor de influencia beat. No creo que este en lo incorrecto pero personalmente, creo que lo que a muchas personas nos lleva a escribir no es tanto el deseo de comunicarnos con los demás; sino, el desahogo.
Básicamente la diferencia de estas dos consiste en que la primera da a conocer algo y la segunda solamente es un sistema de sobrevivencia mental, en el que no te importa si te alguien te leen y mucho menos si alguien te entiende dejando de un lado lo único que puedas comunicar...
Ser alguien único y demostrarlo por medio de la escritura quizás no lleve mil años de conocimiento, sino, solamente tener la habilidad de darle forma con palabras a lo informable.
Digo informable, porque para mí es limitar algo el escribirlo, aunque bien se que la escritura descriptiva también es informable en la mente de los lectores cuando habla sobre aptitudes, temperamentos y capacidades como sucede en el caso de las personajes de las Eddas o libros más conocidos como los de Tolkien de los cuales encontramos miles de ilustraciones que sirven como referencia mental de todos los lugares y personajes que dichos libros describen.
Sin embargo, al hablar de cosas menos subjetivas y fantásticas que se encuentran en nuestro entorno inmediato empezamos a limitar. Al habla de una lámpara, el lector probablemente no piense en una lámpara exótica, pero existe una minoría que quizás piense en una lámpara de cuyo foco sea la luna y su pantalla las estrellas.
Es decir, el pensamiento surrealista (por diferenciador y particularmente creativo) es difícil de encontrar y esto es lo que dificulta el proceso creativo afectando de manera directa la habilidad de escritura.
Siendo así el panorama, yo creo que es de estimular no la lectura y por ende la escritura, sino más bien el proceso creativo que ayuda a la mejora de piezas artísticas, si esto no se cambia, mucho menos cambiara la escritura y al final ya no tendremos escritores que nos sorprendan, sino, solo iremos reciclando historias hasta aburrirnos.
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