Hace unos días en clase uno de mis maestros hablaba sobre que nos caracterizaba como jóvenes y menciono dos cosas que me han dejado pensando.
La primera característica es que somos disidentes: poco nos importa y si nos importa, nos importa poco. Esta afirmación se nota en la mayoría de problemas sociales del país: la basura, las inundaciones a causa de lluvias, problemas medio ambientales e inclusive en la seguridad.
A la larga nos hemos ido conformando con el ambiente en el que vivimos, un ambiente contaminado e inseguro donde ya todos viven bajo la ideología: “nadie es confiable, nadie es honrado”. Nos hemos acomodado a vivir en un país sucio, ver basura tirada en la calle no nos incomoda y mucho menos nos preocupa, quizás preferiríamos que las calles estuvieran limpias y por eso le reclamamos a los alcaldes o al presidente antes de tomar cartas en el asunto.
Por si esto fuera poco, nos hemos acomodado a vivir en un país corrupto y violento, “no me importa si incendian un bus, si matan a un joven por la camisa que ocupa, mientras no me afecte a mi o a mis seres queridos, que se maten aquellos”. Ya no es una novedad que cualquier persona que conozcas resulte ser una persona avariciosa o corrupta y mucho menos que uno de tus seres queridos sea victima de la renta o de los marosos.
Nos hemos acomodado a la violencia de tal manera, que sabemos que es parte del cuerpo policial y del gobierno que nadie se inmuta al respecto, “es algo natural”, “lo más común” y es tan triste.
La segunda característica fue: “no tienen metas en el país”, aun cuando esto es algo que todos sabemos, es rara la vez cuando alguien se atreve a decirlo en voz alta. Sin duda es uno de los problemas y resentimientos fundamentales que no solo los jóvenes poseen, sino, casi todos los salvadoreños.
Mi profesor decía, “este es el país que nos ha tocado, en este nacimos” pero hay muchas personas que no tienen esta mentalidad y muchas veces cegados por la posibilidad de obtener cosas materiales que no obtuvieron en abundancia o con basta calidad, sacrifican todo (incluyendo su propia vida) y deciden irse, mientras que aquellos que se quedan pero conservan esta ideología, ven las cosas como un “para mientras”, una parada momentánea mientras algún familiar los llama y les diga que se vayan a dicho país.
Yo nunca he tenido ideas de irme a otro país y siento que esas personas (a las que no les importa nada o que se van de su pais por "falta de oportunidades") tienen una perspectiva incorrecta, sin embargo tras analizar esto me di cuenta que a pesar que yo (así como muchos otros jóvenes que no necesariamente son de las 5 familias mas ricas del país) poseo una gran educación y un acceso directo a numerosos privilegios que una considerable cantidad de jóvenes no poseen, yo tampoco tengo una meta clara en este país.
Se que mi campo de posibilidades debería ser mas amplio que la de estos jóvenes, pero yo me encuentro como ellos, sin una visualización clara de lo que en 5 años hare y me di cuenta que quizás este no sea el problema en si, sino, la mentalidad que tenemos en cuanto a la vida, el destino y el futuro, así como el optimismo y la pro actividad con la que buscamos el futuro.
El Salvador es un país con muchas debilidades, con muchos “contras” pero depende de nosotros y de nadie mas cambiarlo, depende de nuestro cambio de actitud, de que estemos consiente de lo que de verdad es un problema, que dejemos de quejarnos o pedir lastima y que seamos hoy actores y creadores del país del que unos huyen y otros se apenan.
Es por esto que se lo que me diferencia de estas personas: Que soy yo la que debo crear mi destino, que lo construyo día a día, que mis posibilidades las construyo hoy y que dependen de mi y no de nadie mas.
Quizás sea lo correcto tener un plan de vida o fijarse en una meta en el país, pero a falta de esto yo tengo el optimismo de no decir: “¡BASTA! en El Salvador se acabo la falta de compromiso, la falta de productividad, la falta de trabajo. Yo soy un joven, yo soy el porvenir y el futuro que tengo por delante lo construyo yo. Yo soy el creador de oportunidades que no solo me benefician a mí sino a todos los que con ayuda de las virtudes deseen construir un mejor país. Nadie podrá detenerme, porque no importa cuantas veces caiga, soy joven y tengo la fuerza, el ímpetu y la voluntad de levantarme para mejorar El Salvador”
No hay comentarios:
Publicar un comentario